Un Lugar en el Mundo
Cuando vi por primera vez Martín (H), me quedé conversando con mi amigo Efraín hasta las 3 de la mañana. La película le había llegado de una manera directa y especial. Aun cuando a mí me había gustado mucho, no me enganchó a ese nivel personal. Conversamos mucho caminando por las calles, ya desoladas y llenas de neblina. La imagen de la lluvia en el televisor al final de la película aún está en mi cabeza, como la larga perorata de ese día.
Hoy, Un lugar en el Mundo me golpeó. Aparecían los créditos finales, mis ojos (y mi cabeza) viajaban por los senderos de la película y parte de mi mundo. Me mantenía de pie, escuchando el score final, mientras la gente salía de la sala, y yo reordenaba ideas. Hoy entiendo lo que me decía, o sentía Efraín. Aristaraín hace películas que escogen a uno, y solo uno, entre una multitud para decirle algo tan privado e intimo, que nadie puede sospechar.
La película es una historia simple, intima, de crecimiento (como la de H): una familia vive un autoexilio en la pampa argentina, tendrán que enfrentar el regresar a la capital o acomodarse. El hijo comienza a crecer, a enamorarse, a plantearse el futuro. Los padres: Luppi y Roth tratan de mantener el sueño de su utopia, son viejos luchadores sociales corridos de la dictadura gaucha, que han regresado y buscan un lugar.
Es una historia contada con la soltura de un academicismo austero, justo y funcional que hace lo necesario para que las situaciones se conformen e impacten por su propio contenido y no por cualquier artilugio externo. Personajes humanos reales (gigante Federico Luppi), aun cuando aveces muy mentales -con mucho rollo- que hablan con textos afilados, y cuya réplica supera, con la ironía o la desfachatez, a la frase anterior, sello de guión de Aristaraín.
Un Lugar... nunca es una película condecendiente ni como crítica ni como retrato de la sociedad campesina argetina, de la instucionalidad familiar, la iglesia o el manejo económico. Tampoco es una película fácil cuando resulta que te habla de tan cerca. De aca acabando, me voy a buscar un lugar. Me voy a buscar mi lugar.
Un Lugar en el Mundo. Ficción 120 min. - Argentina/España/Uruguay, 1992 - Dir. Adolfo Aristaraín
2 Comments:
Cuando ví esa película - hace ya algunos años - también me impactó. Y creo que es muy afortunada tu idea de que hay películas ( y también valdrían textos, o música) que parecen estar hechas para tí y para tu momento en la vida. Te van directas al corazón. Vendré a verte. Saludos.
Vi "Martin H" a la edad de 15 o 16 años. Me gustó mucho, de echo me sentí muy identificado. El nombre del director lo ignoraba hasta ahora que leo tu post. Es genial encontrar una película en con la cual puedas sentirte reflejado de la manera más generosa. No hablo necesariamente de sentirse identificado por el tipo de vida que lleva alguno de los personajes o por el contexto en el que se desenvuelve, va más allá; cuando uno percibe su propia escencia en una pantalla siempre quedará una huella, quizás con el tiempo se borre pero siempre quedan restos de aquella gran huella.
En una película, un libro, un poema, una pintura o una canción podemos encontrar la clave para encontrar La conexión con nosotros mismos, con nuestra parte mas sensible y pasar mucho tiempo meditando acerca de nosotros mismos.
p.d: voy corriendo a la mula para descargarme la pela =D
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