2.20.2006

Shadows

En música una blanca vale por dos negras. ¿Y en la vida ordinaria, a veces, no es así, también? John Cassavetes en su primera película aborda la problemática de las relaciones interraciales centrado el relato en una familia afroamericana.

La película muestra secuencias separadas, en aparente inconexión, que se van uniendo en un corpus que con el tiempo cobra sentido. Los personajes se suceden con frescura y se integran en esta familia de tres hermanos y retrata la anécdota principal: Leila, una mujer que en apariencia no tiene rasgos afros se enamora de un hombre blanco, cuando éste descubre que es negra, la rechaza. Cuando se arrepiente de su actitud, es la familia la que lo rechaza. Racismo blanco vs. Racismo negro.

La película tiene un sensación de avance inexorable, casi musical, muy dinámico. Pero, cada momento está dotado de su propio ritmo, de un fluir particular que está asociado al movimiento corporal de los personajes, a la tensión dramática y al sentido del tiempo. Visualmente se apoya en la cámara inquieta y elíptica que caracteriza el cine de Cassavetes, y en la ciudad de Nueva York con su bullicio y su gente. Del sonido se encarga Charles Mingus, eximio jazzman.

Esta película es un gran jazz actuado. Creo que un mejor nombre que Shadows ("sombras") hubiese sido "escalas" o "octavas", es que no se trata de gente opacada, oscurecida, sino más bien de otros tonos, de otros colores igual de humanos, igual de vividos, igual de sublimes.

La película termina con una gran frase, "Esto ha sido una improvisación". Cassavetes no se equivoca, ha trabajado casi sin guion con personas reales. Pero no se refiere exclusivamente a eso, la película es una improvisación, como lo es la vida cotidiana y como lo es el jazz.

Shadows. Ficción 87 min. - EEUU, 1959 - Dir. John Cassavetes