La Mirada del Cine
Al principio creo dios el viaje
y luego la duda,
y la nostalgia
y luego la duda,
y la nostalgia
Tres bobinas con la película olvidada de los Hermanos Manakia -primeros cinematógrafos griegos- son el objetivo y la escusa para que A, un director anónimo, se aventure en un viaje personal y cinéfilo, si lo hay, a través de Grecia y los Balcanes. No se trata solo de la búsqueda de unos rollos perdidos, sino de la búsqueda interior de un hombre por recuperar el recuerdo y la inocencia de la mirada, la esencia de mirar el mundo. Es un viaje de redescubrimiento personal tras un grial, que se dibuja para el artista en su mente y que busca en medio de (sus propias) ruinas.
El viaje se vuelve en cada estadío una muestra del alma regional balcánica, sin airear bandera, donde se muestran sus modos de vivir y amar, el comunismo vencido por el tiempo - con sus monumentos destronados emulando Ápolos enanos -, de sus modos de celebrar la vida, o sus recuerdos, a pesar y sobre las circunstancias, como la guerra. Pero también es un manifesto de amor al cine, en varios de sus personajes, cuidadores o creadores de la memoria colectiva que significa el celuloide, que se ven impelidos a regocijarse con las imágenes que capturan los momentos inmortalizándolos - acaso como un viejo cantar o poema -, y que celebran a su modo cada mirada que, al sumarse, forma lo que somos.
En cada instante de la cinta, me preguntaba, ¿Cómo la pudieron hacer en medio de la guerra? ¿Qué impulsó a Angelopoulos a esta reflexión? ¿Por qué está ahí para que la miremos? y ahora, ¿Por qué escribo de ella? No puedo ensayar una respuesta clara, pero se me ocurre citar una de las escenas, esa en la que en medio de la niebla se crea el arte: música, teatro, poesía, baile, y la gente de Sarajevo, a pesar de la guerra se puede acordar de vivir.
En cada instante de la cinta, me preguntaba, ¿Cómo la pudieron hacer en medio de la guerra? ¿Qué impulsó a Angelopoulos a esta reflexión? ¿Por qué está ahí para que la miremos? y ahora, ¿Por qué escribo de ella? No puedo ensayar una respuesta clara, pero se me ocurre citar una de las escenas, esa en la que en medio de la niebla se crea el arte: música, teatro, poesía, baile, y la gente de Sarajevo, a pesar de la guerra se puede acordar de vivir.
Solo que el cine, no necesita la niebla, sino la oscuridad, para que de ella salga a contarnos sus historias, esta noche, y las noches venideras. Gracias por recordármelo, Theo.
To Vlemma tou Odyssea. Ficción 176 min. - Alemania / Inglaterra / Grecia / Francia / Italia, 1995 - Dir. Theodoros Angelopoulos
Etiquetas: Ficción, la mirada de Ulyses, Theo Angelopoulos