Las horas de la noche: Días de seres salvajes
Había una vez un pájaro que no tenía patas.
Que sólo podía volar y volar.
Cuando se cansaba,
dormía en el viento.
Este pájaro solo podía bajar una vez a tierra.
Y era cuando moría.
Que sólo podía volar y volar.
Cuando se cansaba,
dormía en el viento.
Este pájaro solo podía bajar una vez a tierra.
Y era cuando moría.

Días para ser salvaje: la juventud, el momento en que no importa a donde vaya uno, siempre habrá tiempo, un mañana, un no se qué, qué da igual, pero al que se puede llegar. Como esos relojes perdidos en pasadizos humedos y oscuros, motivo recurrente de la cinte. Esa esencia no solo se siente en el deambular de Yuddy, sus novias o sus amigos, sino en la mirada de Wong Kar Wai, siempre sensible y exacto para el apunte; no se detiene en una historia, sino que abre la exploración para conocer personajes profundos y sentidos.
Siendo ésta su segunda película, ya tiene todos los elementos que más adelante potenciaría en In the mood for love: los 60's, el amor conflictuado, los claroscuros de una fotografía saturada, los boleros, el humo de los cigarrillos. Está todo ahí, y sin embargo, es su protogenia, todo es más exhuberante, como la selva de Macao, como la fuerza de la juventud. Sino perfecto, en su ánimo inflamado, muy recomendable.
Había un pájaro que se estiraba y volaba hasta que moría.
Nunca iba a ningún sitio.
Porque moría desde el principio.
A Fei jing juen (Days of being wild). Ficción 94 min. - Hong Kong, 1991 - Dir. Wong Kar Wai
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