París, Texas - Vacío, Desolación

Las coordenadas terrestres y el GPS no sirven cuando caminas en un desierto personal, sin brújula y sin motivaciones. Sin embargo, en algún momento tendrás que ver para atrás, afrontar tus demonios y saber que camino tomaste y así puedes llegar a ser (hacer) alguien más.

Las películas de Win Wenders nunca han sido fáciles, su discurso tiene varios niveles y muchos referentes soterrados. Pero, Paris, Texas conjuga la extrañeza de sus personajes con la familiaridad de la familia, que valga la redundancia, y gracias a ella logra conectar facilmente con el espectador. Un hombre que busca entender su vida, un niño buscando una familia, amor regado por todas partes y más. La incomunicación en los espejos y los vidrios en nuestros rostros y la verdad en la voz de la conversación.

Además, entre sus muchas cualidades cuenta con una banda sonoro mínima pero indispensable, una magnífica fotografía, con verdes y rojos que dán las directrices de un semáforo imaginario, y grandes espacios rurales y suburbanos que son el reflejo de la desolación personal del personaje principal Travis, que dicho sea de paso, tiene la increíble interpretación de Harry Dean Stanton.

Un western emocional donde nadie muere, no hay malos ni buenos y si algo se dispara son las emociones y las lágrimas. Cuando los demonios se disipan, la misión ha concluido. El jinete se irá solo y desolado. Imprescindible.

Paris, Texas. Ficción 147 min. - Francia / Alemania Occidental, 1984 - Dir. Win Wenders